
El tradicional ritual de la previa con cerca de 10 mil personas -que desde antes del mediodía coparon las calles aledañas al estadio de Andes Talleres- con fotos, carteles, remeras, vinchas y uno que otro fan que por unos segundos jugó a sentirse el mismísimo Daddy Yankee, con un pañuelo en la cabeza, una gorra hacia el costado, un par de lentes oscuros y un gran colgante ostentoso sobresaliendo en su pecho.
Si hubo algo que no le faltó a los fanáticos del cantante puertorriqueño fue la gasolina, esa por la que con tanto ímpetu ruega en uno de sus hits. Mucho antes del mediodía, cuando las agujas marcaban las 11, ya se empezó a registrar un movimiento poco usual para un domingo a la mañana en esa zona de Godoy Cruz. Munidos con mate, gaseosa, galletitas y sanguchitos, los primeros admiradores fueron instalándose en la calle Minuzzi y alrededores.